LA
ÚLTIMA TRINCHERA:
1.
Noticias que no llegan a serlo 3/10/2006
Me parece imprescindible hablar de esas noticias que
no salen en la Prensa, sobre los problemas que no llegan
a alcanzar esa categoría de noticias,
de hechos de interés que nos permita hablar de
ellos. Dramas, injusticias, que simplemente no existen
porque los medios de comunicación los ocultamos
al negarles el interés periodístico para
considerarlas noticia. Por ejemplo, las inundaciones
que ha sufrido Níger en las últimas semanas.
Uno de los países más pobres de África,
que es tanto como decir uno de los más pobres
del mundo. Castigado por el hambre crónica, y
por la hambruna el año pasado, como consecuencia
de una interminable sequía que afectó
a la mayor parte de su enorme extensión. (Debajo
hay un mar de agua dulce, pero nunca se ha dispuesto
de la inversión necesaria para extraerla y construir
una red de regadío, que costaría menos
que las interminables obras de la M30 madrileña,
y que salvaría miles de vidas humanas) Ha llovido
a cántaros en una zona donde nadie recordaba
qué significaba la bendición de la lluvia,
como en la desértica localidad de Bilma, en el
norte. De repente, en pocos días cayó
más agua que la sumada durante los diez últimos
años. Con la tierra incapaz de tragársela,
49 pueblos quedaron inundados. Cinco mil familias (unas
32.000) perdieron lo poco que tenían. Sin embargo,
no hubo ni una sola imagen en ningún
telediario del mundo, ni una sola foto
en ningún periódico del mundo. A nuestro
desinterés se suma la prohibición de entrada
de periodistas extranjeros en el país y el silencio
impuesto a su propia Prensa por el gobierno de Níger.
El equipo de TVE con que rodé un Informe Semanal
sobre la ruta de los inmigrantes sunsaharianos en febrero
pasado (cámara Alejandro Coves, sonido Carlos
Días Oliván, realizadora Outi Saarinen)
fue el último en entrar. Los siguientes, de la
BBC fueron detenidos y expulsados. Curiosamente, los
que sí se han enterado de esa tragedia y han
seguido su evolución con honda proecupación
han sido los fabricantes españoles de horchata.
Porque las inundaciones han arrasado la cosecha de chufa
en Níger, que es desde donde se importa una buena
cantidad de chufas supuestamente valencianas...
Si no hablamos de las inundaciones en Níger,
tampoco lo estamos haciendo de la sorda guerra del
agua que se libra desde hace meses en la olvidada
Somalia. Tres años de sequía ininterrumpida
han convertido a los pozos de agua en las tierras desérticas
de Somalia en objeto de disputa a cañonazos entre
los señores de la guerra, entre cuyas
manos está fragmentado el poder desde la caída
del régimen de Siad Barré en 1991. Hay
regiones de Somalia donde, con temperaturas de 45 grados,
se mata por un simple vaso de agua, con once millones
de personas amenazadas por la sed y más de dos
millones prácticamente agonizando, condenados
todos a beber aguas insalubres, a ver morir a sus ganados
y convertirse en campos yermos a sus tierras de cultivo.
La ONU ha pedido a sus miembros más ricos que
donen 426 millones de dólares para ayudar a Somalia,
para distribuir alimentos. Pero tampoco es una tarea
fácil de cumplir: no hay las mínimas condiciones
de seguridad imprescindibles para hacerlo. Quienes hemos
visitado ese país en pedazos hemos tenido siempre
que contratar una partida de pistoleros. (Yo recuerdo
que, con Evaristo Canete y Antonio Gálvez-- alquilamos
un camión con una ametralladora antiaérea,
una exageración destinada a impresionar a los
posibles asaltantes.) Pero Somalia tampoco es noticia.
Acaso resulta demasiado desagradable, cuando los informativos
de TV tienen a hacerse cada vez más ligeros y
ofrecen cada día más crónicas de
sucesos. Níger o Somalia tienen, parece ser,
menos interés que la Pasarela Cibeles, los últimos
modelitos de moda, y todas esa caterva de relevantes
noticias con que se rellenan los telediarios de todas
las cadenas y que a veces parecen ser fruto de los estudios
Walt Disney.
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