ASTURIAS, 04/05/2002
OVIEDO
VICENTE ROMERO. Corresponsal de guerra: «Los grandes discípulos de Hitler son los nietos de las víctimas de Mathausen»
«Hubiera sido más eficaz bombardear Afganistán con libros: mientras
gobierne el mundo un analfabeto integral como Bush no podemos esperar
gran cosa»
Elena FERNÁNDEZ-PELLO
Fue el corresponsal de guerra más
joven de este país. Con 22 años fue enviado por el diario «Pueblo» a
Vietnam. Treinta y tres años después, Vicente Romero (Madrid, 1947)
mantiene la convicción de que la información puede mejorar el mundo.
Lleva la vida que eligió y hace lo que más le satisface. Dice que no lo
cambiaría por nada. «Tuve que salir corriendo del despacho de Buruaga
cuando me ofreció ser jefe de informativos. Ser jefe significa estar
atado a una silla, puedes fastidiar a los que te caen mal, pero
terminas con una úlcera», cuenta. Ayer, en Oviedo, invitado por la
Asociación de la Prensa, habló de la libertad de información.
¿Está de paso? ¿Acaba de llegar o prepara un viaje?
Estoy de paso en la vida, pero sí, acabo de volver de la India, de rodar un «En portada», un destino bastante agobiante.
Libertad de información en conflictos bélicos, ése es el título de su conferencia de hoy.
Libertad de información en general,
de los conflictos bélicos informamos aquí no allí. A partir del 11 de
septiembre hay un estrechamiento de la libertad de información en
Occidente, antes lo denominábamos autocensura y ahora utilizamos un
eufemismo: decir lo políticamente correcto. En Afganistán no ha habido
guerra, ha habido una operación superpolicial. Tienes que aceptar que
una venganza militar se llame guerra, que a una agresión militar se le
llame lucha contra el terrorismo. Al terrorismo se le combate con
cultura y desarrollo económico.
¿En España también?
Si no fuera así tendríamos el País
Vasco lleno de tanques. No es lo mismo el terrorismo que nace del
nacionalismo exacerbado que el que nace del fascismo, de la
intolerancia, del dogmatismo político y religioso, o que el que nace de
la miseria y la desesperación. No es lo mismo el terrorismo de Estado
que practica Israel, que se puede llamar fascismo o nazismo. Los
grandes discípulos de Hitler son, precisamente, los nietos de los
víctimas de Mathausen.
El presidente José María Aznar repite continuamente que todos los terrorismos son iguales.
Posiblemente si el presidente Aznar
tuviera que escribir un texto periodístico lo haría tan mal como yo lo
haría si tuviera que decirle cómo tiene que gobernar. A la intolerancia
no hay que responder con intolerancia, ni a la violencia con violencia.
En España hemos vivido el dogmatismo religioso. Cuando era pequeño
echaron a mi madre de misa por llevar manga corta. Ahora nos extraña
que en los países árabes más integristas impongan en chador: del chador
a la mantilla que llevaba mi madre hay un paso. ¿Y cómo se acabó con
aquel integrismo religioso? Con desarrollo económico y cultura. Si en
vez de bombardear Afganistán con bombas lo hubieran hecho con libros
sería más eficaz: mientras gobierne el mundo un analfabeto integral
como Bush no podemos esperar gran cosa.
¿Se puede informar con independencia en medio de una guerra?
Desde la guerra de Vietnam, donde
había una gran libertad de movimientos, las grandes potencias han
aprendido el riesgo que significa respetar la libertad de los
periodistas; pero más peligroso es cuando es tu propia empresa la que
cierra filas. Es en tu redacción donde tienes que dar la batalla para
conquistar la libertad de información. El periodista tiene que ejercer
la desobediencia civil en su empresa.
¿Nuevos focos de conflicto?
Las situaciones de peligro se gestan
en Washington, que es donde hace falta renovar el «stock»
armamentístico, donde se hacen los planes de desarrollo e investigación
militares,... ¿Dónde va a asestar Washington el próximo golpe? Puede
ser en Irak, en Somalia,... mientras tengan un fantasma como el de Bin
Laden para exhibirlo...
Bin Laden lleva camino de transformarse en un personaje legendario.
Se está convirtiendo en uno de los
iconos actuales y tiene todas las características para serlo (ese
rostro perversamente atractivo). He visto vender camisetas con su
imagen y lo de menos es lo que signifique. Si no fuese real habría que
haberlo inventado porque les ha venido de maravilla.
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