REPORTAJE
121.
"Scilingo en Carabanchel". 11/4/1997.
Duración: 6 min.
SCILINGO
DIALOGA CON VICENTE ROMERO EN LA CÁRCEL DE CARABANCHEL
-- Scilingo, si usted es un asesino y el sitio de los
asesinos es la cárcel, hay que decir que ahora
está usted en su sitio por primera vez en mucho
tiempo.
-- Bueno, estoy evidentemente donde debo estar, no sólo
yo sino un montón de gente más: todos
los responsables de lo que ocurrió en la Argentina
durante los años setenta durante el llamado ‘proceso
de reorganización nacional’. Tendría
que estar Videla, tendría que estar al lado mío
Masera, tendría que estar Astiz, tendría
que estar Acosta... Y también tendrían
que estar los sucesores de Masera, que han mantenido
este encubrimiento, este ocultamiento, que son los distintos
jefes de Estado Mayor de la Armada.
-- Usted sabía que, si venía a España,
corría el riesgo de pasarse unos cuantos años
en prisión. ¿Por qué ha hecho usted
esto?
-- No sólo lo sabía sino que, pese a que
se ha intentado distorsionar las cosas diciendo que
yo había pactado con el juez Baltasar Garzón,
aquí estoy, preso. Eso demuestra que yo vine
consciente de lo que me podía ocurrir y evidentemente
consciente de lo que me iba a ocurrir. Yo creo que es
útil porque, primero es la primera vez que expongo
el problema ante un juez serio y que actúa acorde
a las circunstancias. Yo he presentado en reiteradas
oportunidades escritos, denuncias y demás ante
la Justicia argentina. Y por una causa o por otra, no
solo por la Ley de Punto Final y de Obediencia Debida,
sino por negligencia o por presiones políticas,
los jueces han archivado causas, por ejemplo, sobre
los niños desaparecidos que están en vigencia
en Argentina, y sin embargo nada se ha hecho.
-- ¿Va a continuar usted dando información,
datos nuevos al juez Garzón o ya ha dicho usted
todo lo que sabía?
-- No. Está previsto que en los próximos
días haga ampliaciones relacionadas con otros
temas que no se han tratado todavía en profundidad.
-- Scilingo, usted tiene amigos militares. ¿No
hay ninguno de ellos que le haya confesado a usted tener
los mismos cargos de conciencia que tiene usted, las
mismas pesadillas, la misma necesidad de hablar? ¿No
hay ningún otro?
-- Sí, algo lo he hablado con el juez comentándole
el tema y le he dado algunos nombres que no quiero darle
a usted en este momento para no hacerlos públicos.
Tengo esperanzas de que esos tres o cuatro exmarinos
se presenten, si no es aquí, por lo menos en
el consulado español.
-- Cuando ha oído que había argentinos
en la calle que le estaban llamando asesino, ¿qué
ha sentido usted?
-- No sentía nada más que entender que
era cierto lo que decían. No podía imaginar
jamás que me iban a recibir con aplausos. Pero
son parte de los costos que uno debe de pagar.
-- ¿Usted entiende que no puede aspirar al perdón
de sus víctimas?
-- Si yo mismo no me perdono, ¿cómo voy
a pretender que me perdonen las víctimas, los
familiares de las víctimas?
-- ¿Cómo ha pasado su primera noche en
la cárcel? ¿Ha dormido con la conciencia
más tranquila que en los últimos meses?
-- Sí, no tenga ninguna duda. Realmente dormí
creo que por primera vez mucho más tranquilo.
Esto no exculpa nada de lo que he hecho. Pero creo que
actúe como debía. Lamentablemente en la
Argentina todavía se sigue malinterpretando.
Y un exrepresor como Rico piensa que hay dinero de por
medio. Creo que esto es de una bajeza absoluta y demuestra
que es un hombre que no tiene claro qué es conciencia,
no tiene claro qué es ser un hombre y asumir
la responsabilidad. Y fíjese que, además
de actuar yo como hombre, estoy actuando como exmilitar,
donde desde chicos en la Escuela Naval nos han enseñado
a asumir la responsabilidad con los errores correspondientes.
Eso es algo que no puedo entender qué está
ocurriendo con mis pares en Argentina. No asumir la
responsabilidad es algo tremendo para un civil, pero
mucho peor para un militar.
-- ¿Usted reza por las noches?
-- Rezo, soy católico, voy a misa, pese a que
dejé de ir muchísimo tiempo a Misa porque
era incompatible, por ejemplo, confesar faltar a Misa
y no poder confesar, cosa que hice luego, en qué
momento haber hecho un vuelo, porque los capellanes
navales decían que no era pecado. Es inconcebible.
Pero esa era la Iglesia Católica de ese momento.
-- ¿Y qué le pide usted a Dios por las
noches, Scilingo?
-- Bueno, pido por mí y por mi conciencia. Y
por mis familiares. Evidentemente no puedo pedir perdón,
como ya repito muchas veces, creo que l perdón
solo me lo podrá dar Dios cuando tenga que rendir
cuentas ante él. No creo que haya ser humano,
por más sacerdote que sea, que pueda perdonar
hechos cometidos por mí y por la armada argentina
en la época del proceso.
* (Entrevista
realiza el mismo día de su emisión en
una dependencia de la cárcel madrileña
de Carabanchel, con realización de Outi Saarinen).
|
|
|