Antes de la llegada del sonido, el cine solo contaba
con la fuerza de sus imágenes --y la apoyatura
de la música-- para narrar las historias
más complejas y transmitir emociones y sensaciones
al espectador. Sin palabras, los intérpretes
debían comunicar sus sentimientos con el
gesto y la mirada. El encuadre de cámara
adquiría un protagonismo en la narración.
Y el montaje marcaba ritmos y daba énfasis.
La técnica cinematográfica era muy
distinta. Y el cine tenía una magia especial,
cuando todavía sorprendía físicamente
a los espectadores. Algunas grandes secuencias,
mostradas en este capítulo, sirven de ejemplo
de aquella magia del silencio, que el cine
perdió con el descubrimiento del sonido.
(Narrado por José Sacristán)
Videogramas correspondientes a la película
"La barraca de los monstruos".