FRAGMENTOS DEL LIBRO

El periodismo
     ESCRIBIR A GRITOS

    <Dios mío, dame hoy serios motivos para cabrearme>, repetía cada mañana Juan Llorente, fotógrafo con quien trabajé al principio de mi andadura en el diario Pueblo. Un día le pregunté el porqué de tan extraña oración de un ateo. <La indignación es lo que me mueve a pelear>, me dijo, <y no se puede vivir dignamente sin pelear contra la injusticia>.
    Sin que me haga falta pedírselo a dios alguno, cada mañana siento brotar la indignación de un simple vistazo a los periódicos. Pero soy consciente de que se trata de una indignación <prevista>, con los blancos de la justa ira de los lectores señalados tras un filtro de intereses determinantes de qué informaciones merecen ser publicadas y destacadas. Para escoger motivos esenciales, cuestiones de fondo, hay que esforzarse en la localización de las dianas <protegidas> y afinar en la puntería. Nadie es neutral en un tren en marcha, tituló su autobiografía Howard Zinn*. Nadie debería serlo cuando el tren en que vivimos aumenta cada día su velocidad de vértigo, que arrolla principios e impide detener la vista en el paisaje humano.
<Ante la mutilación de las vidas humanas por el capitalismo> -razona con desesperación John Holloway*- ya sólo cabe <un grito de tristeza, un grito de horror, un grito de rabia, un grito de negación: ¡no!>. ¿Se puede escribir a gritos? ¿Sirve para algo escribir y gritar? Juan Gelman escribía <versos previamente llorados>, sabiendo, como él advertía, que <ni con miles de versos harás la revolución>. Ni con miles de crónicas se logrará cambiar el orden criminal del mundo, aunque tal vez sí se consiga alumbrar la mirada de alguien como una cerilla en la oscuridad mediática que nos impide horrorizarnos.
    *Howard Zinn (1922-2010), historiador social y dramaturgo norteamericano.
    *John Holloway (1947), sociólogo y filósofo irlandés, residente en México. Autor de Cambiar el mundo sin tomar el poder (2002).



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